Extraer, producir y desechar, pierde vigencia frente a la necesidad de mantener los materiales en uso y reducir la dependencia de mercados externos inestables. La logística global se encuentra ante una coyuntura. La combinación entre crisis climática, tensiones arancelarias y agotamiento de recursos naturales están poniendo en jaque al viejo modelo de extracción y consumo. A esto podemos agregar los materiales estratégicos y minerales raros utilizados en tecnología y transporte, que evidencian la fragilidad del sistema global de suministro.
La respuesta: diseñar cadenas más cortas, rasteables y seguras, preparadas para responder ante interrupciones como desastres naturales, conflictos o aumentos imprevistos en los costos de transporte.
Ya existen iniciativas que reúnen a empresas de reciclaje, fabricantes y operadores logísticos, que van reduciendo los residuos y generando abastecimiento local alternativo.
El antiguo orden económico, basado en la disponibilidad ilimitada de recursos y el bajo costo de transporte, ya no existe. Las guerras por los recursos, la fragmentación comercial y la presión regulatoria sobre las emisiones reconfiguran el mapa de las cadenas globales.
La economía circular ofrece una respuesta pragmática: reducir la dependencia, recuperar valor y asegurar la continuidad operativa dentro de los límites del planeta.
En un mundo donde los recursos escasean, la verdadera ventaja competitiva será mantenerlos en movimiento sin agotarlos.
Fuente: Infobae

